Los ETN son notas, es decir deuda subordinada no garantizada emitida por una entidad bancaria. No son fondos. Es un reconocimiento de una deuda pactada con un banco que dice que al inversor final se le debe la rentabilidad de este índice a cambio de una comisión. Estos últimos años hemos visto una serie de problemas con esta estructura. Primero y ante todo hay preocupación con el riesgo de crédito ya que si el banco emisor llegara a tener problemas, el poseedor de la nota llegaría, no el último, pero sí muy abajo en la lista de acreedores para recuperar su dinero.
Otra cuestión muy particular de los ETN tiene que ver con los costes. Las comisiones no son estáticas. Si la rentabilidad de la estrategia va en una dirección u otra, las comisiones pueden ser superiores a las establecidas de antemano.
A diferencia de los ETFs, los ETNs no pueden emitir más participaciones en respuesta a la demanda de los inversores de forma continua. Hay una cuota en cuanto al número de participaciones que tienen permiso para emitir. Si superan esa cuota (como le pasó al iShares Gold Trust debido al aumento de demanda de oro en las primeras semanas de este año) el ETN tiene que volver a pedir permiso para emitir más participaciones.
Otro ejemplo de que no todos los ETFs son idénticos entre sí es el caso del famoso SPY (SPDR S&P 500 ETF). Es el abuelo de los ETFs por así decirlo. Respecto a sus competidores directos como el iShares S&P 500 ETF (IVY) o el Vanguard S&P 500 ETF tiene una estructura distinta. Es un “unit investement trust” y, como tal, no puede reinvertir inmediatamente los dividendos que recibe de las acciones que tiene en cartera. Además, y esa es la diferencia más importante, no puede prestar sus títulos a cambio de una comisión. La consecuencia es que se queda un poco más alejado del S&P 500 respeto a los ETF de iShares y de Vanguard (también se debe en parte a que sus gastos son ligeramente superiores).
Hablando de ETFs distintos, la última novedad en la industria de los fondos cotizados, es lo que se conoce como EMTF (o Exchange Traded Managed Fund). Tienen como particularidad respecto a los ETFs tradicionales en que no tienen la obligación de publicar diariamente su cartera, sino que lo hacen con la periodicidad requerida para los fondos de inversión.