"Mantener el rumbo y evitar mover en exceso sus carteras". Ese es uno de los consejos dados por John Bogle, fundador y ex presidente de Vanguard en una entrevista exclusiva con Morningstar en la Conferencia Institucional en Amsterdam la semana pasada.
Bogle estaba respondiendo a las preguntas de Scott Cooley, director de la división "Policy Researchs" de Morningstar en una entrevista transmitida en vivo desde Estados Unidos. El apóstol de la gestión indexada ha recordado su carrera y sus comienzos difíciles en la industria, pero no ha parado de insistir en la importancia de dar acceso a los inversores a fondos con los más bajos costes posibles. En la gestión pasiva, un coste medio de 5 puntos básicos es el apropiado, dijo, mientras que muchos fondos 'pasivos' cobran unos gastos de 15 a 20 puntos básicos.
"Con los gastos de gestión de Vanguard, los inversores han ganado 7% por año en promedio. Los fondos de gestión activa cobran un 2 por ciento, sólo en gastos", comentó. La beta estratégica o "Smart beta" tampoco es de su agrado. "¿Cuando la beta entra en juego? ¿Es el momentum? ¿Son las pequeñas capitalizaciones? Para tratar de batir a un índice implica, hay que asumir riesgos. No queremos eso. Las dos estrategias que han batido a su índice son los índices RAFI de Rob Arnott y los de Wisdom Tree de Jeremy Siegel.
"Los gestores activos no sólo trabajan con costes más altos (respecto a los fondos de índice) sino que su ética es también cuestionable, dijo Bogle. "La industria coloca a los directivos de las sociedades gestores al frente en lugar de los accionistas. Así es como las cosas se organizan actualmente. Pero se gestiona el dinero de terceros. Se trata de un deber fiduciario y los líderes de las sociedades deben demostrar que son dignos. En los años 50, uno tenía su propio dinero invertido con el de sus clientes", recordó.
El tamaño de la industria de la gestión de activos en la actualidad requiere replantear la estructura de costes. "Las comisiones de gestión son ahora de una media de 60 a 85 puntos básicos. Los activos bajo gestión alcanzan cantidades astronómicas. ¿Por qué no devolver este beneficio a los accionistas? Esto es lo que la industria debe pensar. Se trata de un cambio radical. Los costes deben bajar. Nadie lo hace, pero alguien tendrá que ser el primero ", dijo Bogle.
"Este es el secreto del éxito: costes bajos y devolver dinero a su legítimo propietario".