Aunque los fondos de renta variable emergente han tenido un mal comportamiento en estos últimos años, hay que tener en cuenta que ha habido grandes diferencias de rentabilidad entre los distintos mercados individuales.
Por lo general, los países que peor se han comportado han sido los exportadores de materias primas como Brasil, Rusia y Sudáfrica. La caída de los precios de las materias primas ha sido un hándicap importante para las economías de estos países. Incluso, Brasil y Rusia han sufrido un descenso en su producto interior bruto en el 2015.
Pero otro de los argumentos clave que explican las fuertes caídas que han sufrido los inversores en los fondos emergentes ha sido la evolución de las divisas de estos países. Por ejemplo en los últimos 3 años, el rublo ruso ha perdido cerca de un 21% anual respecto al euro, el real brasileño un 16% anual y el rand de Sudáfrica un 11% anual.
Para ver el impacto de las pérdidas por tipo de cambio el siguiente gráfico compara las rentabilidades anuales a 3 años en euros y en moneda local de los principales índices de mercado emergente. Vemos, incluso, que la mayoría de mercados han obtenido una rentabilidad positiva si la medimos en divisa local.
El caso chino
El caso de China merece un apartado especial. Desde 2014 se ha iniciado un movimiento de depreciación del yuan chino. Se estima que desde mediados de 2014, 930.000 millones de dólares han salido del país, con los inversores chinos buscando oportunidades fuera del país ya que la ralentización económica y el exceso de capacidad de producción deprimen la rentabilidad del capital.
Es poco probable que esta situación cambie en el corto plazo. El Banco Popular de China intenta apoyar su moneda mediante la venta de sus reservas de divisas. A pesar de que tiene más de 3,3 billones de dólares y que el país tiene un superávit comercial de 600.000 millones, el banco central de China no resistirá mucho tiempo. De hecho, creemos que si las salidas de capital superan los 100.000 millones de dólares, el Banco Popular de China dejaría depreciar su moneda más rápidamente.
Así que hay dos escenarios posibles: una depreciación moderada o una depreciación masiva. La primera es poco probable que ayude al país. La segunda sería una amenaza para la economía mundial. China no sólo está compitiendo con muchos países de Asia sino también con los países desarrollados cuya divisa se ha depreciado fuertemente. Para recuperar esa diferencia, la moneda china va a tener que depreciarse fuertemente.
Un escenario como este presenta dos peligros. En primer lugar, el de una deflación a nivel mundial. Una depreciación importante enviaría una onda de choque en todo el mundo mediante la exportación de la desinflación. Sonaría la alarma entre los otros bancos centrales. Luego, el otro peligro sería que la decisión de China desencadenase una guerra de divisas entre los países emergentes.