El año pasado fue un año muy difícil para las economías de mercados emergentes, y las monedas de forma natural han reflejado unos mercados de valores con pobres rentabilidades. De hecho, los mercados emergentes llevan ya varios años de peor comportamiento relativo frente a los mercados desarrollados.
Fuente: Morningstar Direct
Desde el máximo de octubre de 2010, los mercados emergentes han perdido casi un 50% en comparación con los mercados desarrollados y han vuelto a niveles de hace casi 10 años.
La inversión en mercados emergentes sigue siendo un reto complicado, principalmente debido a las dificultades macroeconómicas que sugieren poca mejora de crecimiento para 2016. Una Reserva Federal que ha empezado a subir los tipos de interés en Estados Unidos, un dólar más fuerte, la probabilidad de que sigan cayendo los precios de las materias primas y la desaceleración del crecimiento de China, todos estos factores se combinan con un problema de deuda pendiente que puede crear más tensión a medida que aumentan las tasas de interés y se dificultan las condiciones de crédito.
Todavía hay un margen, por lo tanto, para sorpresas negativas en el crecimiento, la deuda y las divisas. No es desde luego el escenario ideal para la renta variable. Por lo tanto, a pesar de ser la clase de activos es atractiva por valoración, muchos inversores se muestran reacios a volver hasta que las señales de la vuelta al crecimiento sean evidentes.
Con los precios de las materias primas manteniéndose bajos los efectos se seguirán sintiendo en muchos países en 2016 y, en particular, la evolución de Brasil es de creciente preocupación. Por el contrario, la actividad en Asia parece haberse estabilizado, pero persisten los vientos estructurales en contra a medio plazo ya que se requieren nuevos motores de crecimiento teniendo en cuenta que el modelo impulsado por las exportaciones es cada vez más deficiente.
A pesar de estos impedimentos a medio y largo plazo, y quizás en parte por el sentimiento marcadamente negativo hacia los mercados emergentes, existe un creciente interés en estos mercados por parte de inversores contrarían y de estilo valor, muchos de los cuales perciben que algunos de los ajustes necesarios ya se han producido. En cierto modo, la cuestión clave para los índices de los mercados emergentes es qué perspectiva hay para la bolsa china.
Con la reciente incorporación de los ADR cotizados en Estados Unidos, la ponderación de China en el índice MSCI de mercados emergentes ha aumentado hasta alrededor del 26% en comparación con menos del 20% de hace un año y podría aumentar aún más si MSCI decide incluir más adelante las acciones chinas de tipo A.
Los tres países más grandes del índice emergente son todos países asiáticos, región que representa más de 70% del total. Hace cuatro años, Brasil estaba luchando por el primer puesto, pero su peso se ha derrumbado hasta aproximadamente el 6%, mientras que el de Rusia es tan sólo del 3,5%. La importancia de estos dos países en el índice de mercados emergentes está ahora limitada a los posibles efectos de contagio en lugar de su rentabilidad absoluta.