Las perspectivas para los mercados emergentes pueden parecer particularmente inciertas en estos momentos. Durante muchos años, el argumento para invertir en estos mercados era bastante claro, por lo menos desde un punto de vista de rentabilidad.
Como muestra la figura adjunta, hasta el año 2012 la rentabilidad a 3 años de los mercados emergentes superaba a la de los mercados desarrollados. Pero a partir de esa fecha, estos han sufrido una serie de reveses, incluyendo el impacto de la crisis de la deuda soberana europea o la salida de flujos causada por la flexibilización cuantitativa.
Para empeorar las cosas, algunos problemas específicos de ciertos países han oscurecido los fundamentos positivos que habían atraído anteriormente a los inversores.
La transición de China hacia una economía liderada por el consumo interno puede inhibir seriamente su crecimiento y la inflación amenaza con descarrilar países como Brasil y la India.
Mientras tanto, la distinción entre invertir en mercados desarrollados y hacerlo directamente en emergentes se ha vuelto bastante confusa, dificultando la decisión sobre cómo acceder a esta clase de activo.
Consideremos, por ejemplo, el caso de Nestlé. La compañía cotiza en la bolsa suiza, pero cerca del 50% de sus ventas se realizan en los mercados emergentes y esa proporción está creciendo rápidamente.
Samsung Electronics proporciona el ejemplo inverso. Está domiciliada en Corea del Sur pero más del 50% de sus ingresos se realizan en Estados Unidos y Europa.
En nuestra opinión, el argumento para tener exposición a los mercados emergentes se mantiene intacto a pesar de las dificultades.
La inversión es un juego a largo plazo para el que no recomendamos a los inversores particulares intentar hacer “timing” entre los mercados desarrollados y los emergentes.
Además, muchos países emergentes continúan ofreciendo sólidos fundamentales así como unas altas tasas de ahorro y un sólido potencial económico. Los países emergentes representan aproximadamente el 40 por ciento de la economía mundial, pero sólo el 10 por ciento de las bolsas mundiales, un desequilibrio que debería igualarse con el tiempo.
Exceso de rentabilidad anual a 3 años del MSCI Emerging Markets sobre el MSCI World
Fuente: Morningstar Direct