La renta variable europea está volviendo a niveles cercanos a los de principios de 2014. Desde entonces el euro se ha depreciado un 20%, el Banco Central Europeo se comprometió a imprimir un mínimo de 1,5 billones de euros, los costes de financiación han caído sustancialmente, el desempleo en la región ha descendido cerca de un 1,5%, la confianza de los consumidores ha subido y los beneficios corporativos han aumentado más de un 10%.
Mientras que la caída en el precio del petróleo afecta inmediatamente a las acciones del sector energético, el estímulo de unos precios de gasolina más baratos todavía tiene que notarse en los consumidores.
Los mercados están preocupados por China pero el Fondo Monetario Internacional estima que China continuará creciendo cerca de un 6% este año.
Por todo esto, los inversores deberían intentar centrarse no sólo en las preocupaciones a nivel global, sino también en estos catalizadores de la renta variable de la Eurozona de los que hemos hablado.
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