La semana pasada George Osborne desveló, por sexta (y potencialmente última) vez, el presupuesto del Reino Unido para 2015. A menos de 50 días para las elecciones generales, el actual gobierno de coalición utilizó este presupuesto para enfatizar los logros económicos, particularmente el déficit a la baja del país.
El gráfico de esta semana muestra cómo las medidas de austeridad implementadas por la coalición de gobierno, unidas a una recuperación doméstica lenta y constante, han provocado una caída del déficit en el Reino Unido a lo largo de este periodo de mandato.
Dicho esto, el deseo de querer alcanzar un modesto superávit en 2019 parece restrictivo dado el contexto en el que nos encontramos a nivel global en lo relativo a las finanzas estatales. La divergencia global en las previsiones de déficit plantea la cuestión de por qué, con unos tipos de interés tan bajos, la economía del Reino Unido debe evitar pedir prestado y enfocarse con avidez en alcanzar un presupuesto equilibrado.
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