Con los recientes altibajos que han experimentado los mercados en estas últimas semanas muchos inversores han vivido en sus propias carnes lo que significa la palabra riesgo para sus carteras de inversión. Incluso si uno tiene una cartera diversificada (o piensa que lo tiene) es importante tener en cuenta la exposición al riesgo correlacionado, es decir no tanto el riesgo que puede afectar a una compañía en concreto sino el que puede tener un impacto sobre varias posiciones al mismo tiempo y tener un efecto mucho más demoledor.
También es importante entender que no hay inversiones que no suponga asumir ningún riesgo y especialmente si uno invierte una parte de su cartera en acciones, por lo que uno debe tener en cuenta los riesgos que merece la pena tomar así como los riesgos por los que el inversor será recompensado.
Generalmente el inversor suele asociar el riesgo con la volatilidad (corresponde a la forma académica de definir el riesgo), pero debería también prestar atención al “riesgo fundamental” de los valores que tiene en cartera, es decir a cualquier elemento que pueda impactar sobre los flujos de caja de la compañía a largo plazo y que pueda, en definitiva, alterar el valor intrínseco de la compañía.
En Morningstar hemos identificado nada menos que 12 tipos diferentes de riesgo al que puede enfrentarse cualquier compañía. Son (1) el riesgo de ciclo de negocio, (2) el riesgo de ciclo de la industria, (3) el riesgo de disrupción tecnológica, (4) el riesgo de competencia, (5)el riesgo regulatorio, (6) el riesgo de tipos de interés, (7) el riesgo de mercados financieros, (8) el riesgo de precios de materias primas, (9) el riesgo de tipo de cambio, (10) el riesgo de management, (11) el riesgo de evento y (12) el riesgo de valoración.
Cualquier compañía de cualquier lugar del mundo estará expuesta a varios de estos factores de riesgos. Por ejemplo, son muy pocas las compañías que están inmunes a la competencia. El grado de exposición a este factor de riesgo varía en función del sector o del subsector. No es lo mismo una utility que un retailer.
Otro factor de riesgo, del que se ha hablado mucho últimamente, es el riesgo de tipos de interés. Es un riesgo al que están expuestas prácticamente todas las compañías. Eso sí, unas más que otras. En general las compañías defensivas o las inmobiliarias tienen, por ejemplo, un mayor riesgo de tipos de interés que las empresas cíclicas (ya que los tipos de interés suelen subir durante periodos de expansión económica).
En todo caso, merece la pena analizar su cartera de valores en función de estos factores de riesgo e intentar descubrir si uno de ellos tiene una influencia desmesurada sobre el total de las posiciones.