Cuando se trata de generar ingresos para la jubilación, los inversores posiblemente pasan la mayoría del tiempo en seleccionar buenas opciones de inversión (es el llamado alfa) así como en asignar de la mejor manera posible los distintos activos a su disposición (la beta). Sin embargo, el alfa y la beta son sólo dos elementos entre otras muchas importantes decisiones de planificación financiera para el inversor. Muchos de estas decisiones pueden, de hecho, tener un impacto mucho más significativo que el alfa y la beta para conseguir una buena rentabilidad de cara a la jubilación.
Este concepto que hemos denominado “Gamma” pretende cuantificar el valor añadido que puede aportar el propio inversor o su asesor financiero al tomar decisiones de planificación financiera más inteligentes: como tomar en consideración toda la riqueza, no solo la financiera, para determinar la distribución de activos óptima, implementar una estrategia dinámica de recuperación del capital acumulado, considerar aspectos fiscales, etc
Pero, ¿cuál es la rentabilidad adicional que puede suponer tomar en cuenta todos estos elementos? En un estudio que hemos publicado hace unos meses, hemos evaluado este factor gamma en casi un 1,6% anual para un inversor jubilado.
En nuestra nueva página de Linkedin a través de la que le invitamos seguirnos hemos publicado el estudio en su totalidad.