La semana pasada, el Banco Central Europeo (BCE) bajó los tipos de interés 25 puntos básicos, situándolos en el 0,25%. Esta decisión vino motivada por los riesgos deflacionistas y un euro más fuerte, resaltando que el BCE bajo el mando de Mario Draghi ha sido mucho más proactivo que con cualquiera de sus antecesores. Esta bajada de tipos es positiva en el sentido de que destaca el compromiso del BCE respecto a la inflación, y aunque Draghi señaló durante su rueda de prensa que no ve riesgo deflacionario, sí indicó que los precios podrían caer más y que espera que la inflación continúe baja en un futuro inmediato. Sin embargo, la decisión de hoy no responde a la pregunta de cómo reaccionará el BCE si finalmente no se materializan ni un crecimiento más fuerte ni la inflación, y si una tasa de depósito negativa, un uso activo de las OMT, u otra medida no convencional podrían ser empleada en un futuro no muy lejano.
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