El riesgo de una nueva crisis financiera asiática de la magnitud de la experimentada en 1997 parece limitado, aunque las señales de vulnerabilidad en la región son cada vez mayores.
¿Vivirá Asia una tormenta financiera de la magnitud de la que afectó a la mayoría de sus economías? Los signos de debilidad están aumentando, pero algunos observadores creen que el riesgo de recurrencia de un evento es limitado en la actualidad.
Sin embargo, la mecánica de la crisis parece ser la misma: un aumento del déficit en cuenta corriente en varios países de proporciones alarmantes, como en Indonesia y Tailandia, y una fragilidad causada por los movimientos de capital que se han amplificado desde el anuncio de la Fed en Mayo sobre su intención de reducir y detener a mediados de 2014 sus compras de activos.
La decisión de la Fed ha tenido varias consecuencias desafortunadas para los países emergentes: un fuerte aumento de las tasas de interés y unos reembolsos de capital igualmente violentos. Los inversores que buscaban rentabilidad habían invertido grandes sumas de dinero en los países en desarrollo sobre la base de que los rendimientos ofrecidos en sus emisiones (deuda o acciones) eran mucho más atractivos que los de los países desarrollados, con unos fundamentales en general de mayor calidad.
La situación empezó a deteriorarse con la proliferación de señales de desaceleración de la economía china, que desempeña un papel de liderazgo en la región. Al mismo tiempo, el fortalecimiento de los signos de crecimiento en los Estados Unidos han beneficiado al dólar, lo que ha llevado a muchos inversores a deshacer operaciones de carry trade, recomprando dólares y vendiendo sus monedas de la región.
La balanza por cuenta corriente en varios países se ha deteriorado, lo que aumenta la necesidad de financiación externa, como en Indonesia o en la India.
"Este no es el momento de tener un deterioro de la cuenta corriente que requiera una financiación en dólares estadounidenses o, de una manera equivalente, tener demasiada deuda detenida por no residentes, sobre todo en los plazos cortos o una tasa de cambio poca competitiva en esos períodos ", indican los analistas de Bank of America Merrill Lynch en un estudio con fecha del 2 de septiembre.
"Lo que sucede en Estados Unidos tiene un impacto desproporcionado en los mercados asiáticos", añaden. Dos tercios de las economías asiáticas seguidas por el banco norteamericano en su estudio muestran cada vez más señales de vulnerabilidad económica, lo que se traduce en una caída en las bolsas locales (vea gráfico).
Fuente: J.P.Morgan Asset Management
Algunos elementos deben suavizar esta evaluación pesimista. En primer lugar, el nivel de vulnerabilidad ya incorporado por el mercado está todavía por debajo de lo que se observó en 1997. Por otra parte, los fundamentales de muchos países no tienen nada que ver con la situación de 1997, recuerdan en JPMorgan Asset Management.
Por último, las valoraciones de los mercados bursátiles de Asia son más moderadas que las que había en 1997: con un ratio precio sobre valor contable (Price-to-Book) de 1,4, respecto a 2,2 antes de la crisis de 1997, los mercados parece que ya son conscientes de la dificultad de la situación económica y financiera actual.
A corto plazo, sin embargo, hasta que la Fed no aclare los términos de su acción sobre sus compras de activos y que la visibilidad sobre la evolución de la economía china (al igual que Estados Unidos y Europa) no mejore, los mercados emergentes de Asia pueden verse afectados - lo que debería incitar a los inversores a una cierta cautela por algún tiempo.