Mis colegas americanos han publicado recientemente en www.morningstar.com un estudio realizado por Thornburg Investment Management (una gestora con cerca de 90.000 millones de dólares bajo gestión, basada en Santa Fe, Nuevo México; puede leer aquí el artículo completo) sobre el impacto de los costes, de la fiscalidad y de la inflación sobre las rentabilidades brutas.
Me ha parecido interesante mostrar uno de los gráficos que ilustran perfectamente estos tres efectos.
Se aprecia perfectamente cómo desde el 31 de diciembre de 1982 hasta el 31 de diciembre de 2012, el índice S&P 500 habría obtenido una rentabilidad bruta o nominal del 10,8% anual. Pero si le descontamos el efecto de los costes la rentabilidad bajaría al 10,25%. Si le quitamos el efecto fiscal de los dividendos, la rentabilidad se situaría en el 9,22%. Si a esto le restamos el impacto de la fiscalidad sobre las plusvalías, la rentabilidad sería del 8,85%. Y, para finalizar, si tenemos en cuenta la inflación, la rentabilidad real final bajaría hasta el 5,79%.
Este gráfico me llama la atención por dos motivos. Primero, muestra claramente que el impacto de la inflación es el más dañino para la rentabilidad real. Segundo, me pregunto qué rentabilidad real hubiera obtenido en ese mismo periodo un inversor español teniendo en cuenta que los costes en España son más altos que en Estados Unidos, que la fiscalidad es menos ventajosa y el nivel de inflación más alto.