Los fondos flexibles tienen mucho interés por parte del inversor, pero hay algunas cuestiones que deben plantearse antes de invertir en ellos.
1. ¿Qué pretende hacer el fondo?
Teniendo en cuenta el atractivo que tienen estos fondos para el inversor particular es sumamente importante entender con claridad lo que el fondo pretende conseguir. Algunos fondos tienen como claro objetivo batir un determinado índice; otros tendrán como propósito proteger a los inversores de fuertes caídas en los mercados y otros intentarán sacar la máxima rentabilidad invirtiendo en una serie de clases de activos muy distintos (acciones, bonos, divisas, materias primas, etc). En todo caso la mayoría describirán su enfoque estableciendo unos límites de inversión para determinados tipos de activo (no podrán invertir, por ejemplo, más de un determinado porcentaje en renta variable, etc), pero no es lo mismo un fondo que limite su peso en bolsa al 50% que no establezca estos límites. En todo caso si uno no es capaz de contestar a la pregunta “¿qué pretende hacer el fondo?” es que probablemente no merece la pena invertir en él.
2. ¿Qué está haciendo realmente el fondo?
Muchas veces es casi imposible decir cómo está la cartera de un fondo táctico o flexible en un determinado momento. Estos fondos suelen adaptar su cartera de forma muy rápida y, en algunos casos, de forma dramática por lo que es difícil saber cómo está expuesto el fondo. Muchos también utilizan productos derivados para posiciones cortas o largas lo que dificulta el que el inversor tenga una idea clara de cómo está invertido el fondo. Si la gestora no le proporciona una imagen fiel de cómo está invertida la cartera (diferenciado, por ejemplo, las posiciones tanto largas como cortas por tipos de activos) entonces será mejor evitar el fondo en cuestión.
3. ¿Qué resultados ha obtenido el gestor?
En última instancia lo que importa al inversor en última instancia es el resultado conseguido por el fondo. Un estudio que hemos hecho en Estados Unidos sobre el periodo Octubre 2007 – Diciembre 2011 muestra que la mayoría de fondos tácticos han obtenido peores resultados que un índice compuesto por 60% acciones y 40% bonos. Además los fondos tácticos demostraron ser más volátiles y muchos de ellos fueron incapaces de recuperar las pérdidas cuando el mercado rebotó. Eso no significa evidentemente que no hay fondos interesantes dentro de las categorías flexibles (como el Belgravia Épsilon, el Cartesio Y por poner un par de ejemplos), sino que conviene comprobar los resultados obtenidos a largo plazo.