Últimamente leo muchos comentarios advirtiendo del riesgo que tienen los bonos high yield tras haber registrado una espectacular baja en sus diferenciales con los bonos gubernamentales. La tasa de interés de estos bonos (al menos en Estados Unidos) están en mínimos de los últimos 25 años y el diferencial con los bonos del Tesoro claramente por debajo de su media en ese periodo.
Otro factor de preocupación es el enorme flujo de dinero que han recibido los fondos y ETFs de esta categoría a lo largo de estos últimos años.
Las rentabilidades obtenidas por este tipo de activo también son espectaculares. Un índice como el Barclays US Corporate High Yield (que utilizamos como benchmark para la categoría de fondos de bonos de alto rendimiento estadounidenses) alcanzó una rentabilidad del 13% en los 10 primeros meses de este año (rentabilidad medida en dólares que no tiene por lo tanto en cuenta el impacto de la evolución del dólar estadounidense frente al euro). Incluso a largo plazo las ganancias conseguidas por este índice superan ampliamente las del S&P 500: en los últimos 10 años, por ejemplo, el high yield obtiene más de un 11% anual frente a un 7% anual para el índice de la bolsa americana (las rentabilidades también están expresadas en dólares).
Otro factor de preocupación es el enorme flujo de dinero que han recibido los fondos y ETFs de esta categoría a lo largo de estos últimos años. El gráfico que figura a continuación muestra las captaciones netas mensuales de los ETF de high yield en Estados Unidos en estos últimos cinco años. Se aprecia claramente el fuerte acelerón que han experimentado los flujos desde principio de año (salpicado eso sí por un par de meses de fuertes reembolsos netos).
Fuente: Morningstar Direct
Muchos partícipes han incorporado este tipo de activo en sus carteras sin ser conscientes de que se trata de un activo de elevado riesgo.
¿Pero dónde está el riesgo de los high yield?
El riesgo de los high yield está sobre todo en el hecho de que muchos partícipes han incorporado este tipo de activo en sus carteras sin ser conscientes de que se trata de un activo de elevado riesgo. Si lo han hecho sustituyendo renta variable puede tener sentido, pero si lo han añadido a una cartera ya cargada de renta variable, a lo mejor el riesgo resultante puede ser excesivo teniendo en cuenta la elevada correlación que tiene el high yield respecto a la renta variable (más de un 80% en los últimos 3 años, calculada con datos mensuales).