Invertir en mercados emergentes con una perspectiva de largo plazo tiene mucho sentido para la mayoría de inversores. Son mercados que crecen más que los mercados desarrollados, que se benefician de una demografía favorable y que cuentan con una clase media consumidora cada vez más importante.
Ahora bien invertir directamente en compañías emergentes puede que no sea la estrategia más prudente para aprovecharse de esta tendencia. En Morningstar somos más partidarios de invertir en compañías multinacionales de consumo que tengan fuertes ventajas competitivas, un fácil acceso a los mercados de capital y que no dependan de un solo mercado para generar beneficios.
En concreto, nos gustan aquellas compañías que tengan las siguientes ventajas competitivas que les permitan sacar provecho del consumo en los mercados emergentes: 1) ventajas estructurales en la cadena de suministro o distribución; 2) economías de escala; 3) recursos suficientes para difundir su marca; 4) poder de fijación de precios para compensar una eventual disminución de volumen; y 5) extenso conocimiento de los mercados emergentes.
Las empresas multinacionales que cumplen con estos criterios suelen estar bien posicionadas para competir con los jugadores locales, ya que pueden aprovechar su cadena de suministro existente y los activos de distribución (hasta cierto punto), tienen un acceso más fácil al capital, pueden fomentar su marca través de importantes presupuestos de publicidad, y, además, son menos dependientes de una sola economía, lo que significa que puede soportar el impacto económico de cualquier mercado en particular.
Algunas compañías bien posicionadas en este sentido pueden ser
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