Esta semana hemos sabido un poquito más sobre los futuros fondos de cobertura o ‘hedge funds’ que verán próximamente la luz en nuestro país. Aunque el reglamento de fondos aún no se ha aprobado (tiene que pasar todavía por el trámite parlamentario), el Secretario de Estado de Economía, David Vegara, ha desvelado algunos de los flecos importantes para el desarrollo de este producto.
En primer lugar, todo parece indicar que se permitirá a los futuros fondos hedge españoles invertir en fondos domiciliados en paraísos fiscales (siempre que la gestora esté registrada en algún país de la OCDE). La noticia es muy importante y positiva ya que de lo contrario el producto tenía pocas posibilidades de sobrevivir.
Otros de los puntos clave que hemos conocido sobre este reglamento es que los fondos de fondos hedge, a los que tendrán acceso los pequeños inversores, deberán tener un mínimo de 20 fondos en cartera. Entiendo que una de las preocupaciones principales del legislador sea la de proteger al partícipe: cuantos más fondos en cartera, menores serán las posibilidades de que el inversor se vea afectado por el descalabro de un fondo en particular. Pero 20 fondos me parece un número exageradamente alto.
Es cierto que hay fondos que invierten en un número elevadísimo de fondos y que lo hacen francamente bien. Un caso extremo son los fondos de gestión cuantitativa de Mutuactivos - el
Mutuafondo Gestión Bonos, el
Mutuafondo Gestión Mixto y el
Mutuafondo Gestión Acciones – que cuentan en sus carteras con cerca de un centenar de fondos cada uno, y que obtienen, no obstante, resultados muy por encima de la media de sus respectivas categorías (los tres fondos tienen cinco estrellas). También hay que admitir que casi un tercio de los fondos de fondos registrados en nuestro país tienen al menos 20 fondos en cartera.
Pero, ¿cuál es el número ideal de fondos a mantener en cartera? Hace algunos años, Morningstar realizó en Estados Unidos un pequeño estudio sobre este tema (el resultado se publicó en el libro “Guide to Mutual Funds – 5-Star Strategies For Success”). Los analistas de Morningstar construyeron una multitud de carteras hipotéticas (utilizando todas las posibilidades de inversión) con un número de fondos que variaba entre 1 y 30. Luego, calcularon la desviación típica (el riesgo) de todas estas carteras en los últimos cinco años.
Evidentemente, encontraron que, en conjunto, las carteras más volátiles (las que presentaban el mayor riesgo) fueron aquellas que sólo tenían un fondo en cartera. Con dos fondos, ya se apreciaba un notable descenso en la volatilidad media. A medida que uno añadía fondos a las carteras, el riesgo de estas disminuía, pero hasta un cierto límite. Se demostró, en efecto, que añadir fondos a una cartera que ya tiene entre siete y diez fondos no mejora significativamente su volatilidad.
En realidad, lo que importa no es tanto el número de fondos que uno tiene dentro de su cartera sino lo diferente que son cada uno de ellos. De poco sirve (en términos de reducción del riesgo), por ejemplo, tener cinco fondos de acciones españolas en cartera. La probabilidad es alta de que estos cinco fondos sean muy parecidos entre ellos y se comporten, por lo tanto, de la misma manera.
Cuando un inversor se plantea añadir un fondo a su cartera, debe considerar dos aspectos. Primero, determinar en qué sentido este nuevo fondo es parecido a los que ya tiene en cartera. Y, segundo, cuáles son los huecos a cubrir en su cartera (en términos de distribución regional, sectorial y por estilos). Es la única forma de evitar redundancias y conseguir una reducción efectiva del riesgo global de la cartera.
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