Una vez construida la cartera de fondos de inversión y seleccionado los fondos a incluir en ella, el camino hacia MiFID aún tienen varios obstáculos. Uno de ellos tiene que ver con lo que la directiva MiFID llama el “best execution” o la mejor ejecución y que obliga a las compañías a hacer todo lo posible para que el cliente obtenga el mejor resultado posible en la ejecución de una orden. Y esto en el caso de los fondos implica entre otros aspectos la elección de la clase del fondo.
El partícipe acostumbrado a invertir en fondos extranjeros ya sabe el embrollo que supone elegir una determinada clase para un fondo específico (en algunos casos es corriente encontrar más de 10 clases para un mismo fondo). Bueno, en la inmensa mayoría de los casos, cuando ese partícipe se decide a invertir en un fondo es su propia entidad o distribuidor de fondos el que se encarga de elegir la clase adecuada.
Pero elegir la clase adecuada para el inversor no siempre se hace de la mejor manera posible. No sólo hay que tener en cuenta la inversión mínima, el tipo de clase, las comisiones sino también la divisa en la que está denominada la clase deseada. En algunas ocasiones, por ejemplo, los inversores se han quejado de que su entidad le ha comprado una clase en dólares cuando existía una clase en euros registrada en el regulador (comprar una clase en dólares en lugar de en euros supone pagar unas comisiones adicionales por cambio de divisa).
Hablando de tipo de clases, uno de los requisitos exigidos por MiFID a los asesores financieros independientes es la eliminación de las retrocesiones (es el hecho de que parte de la comisión de gestión revierte al distribuidor por su labor). Para este colectivo es importante, por lo tanto, identificar las clases llamadas “clean” o limpias de comisiones de distribución, como indicamos en la ilustración adjunta.
En definitiva elegir la clase adecuada para tipo de inversor es una tarea que tomará especial relevancia con la puesta en marcha de MiFID II y puede suponer una diferencia de rentabilidad nada despreciable. En el gráfico siguiente hemos comparado dos clases “retail” (es decir, para inversores particulares, con una inversión mínima asequible), una limpia de comisiones (en rojo) y otra con comisión de distribución incluida (en azul). Al cabo de unos 7 años la diferencia de comisiones supone cerca de un 10% acumulado…lo que traducido en dinero contante y sonante puede suponer una buen cantidad.
Artículos anteriores sobre nuestro Camino hacia MiFID II:
Camino hacia MiFID II: ¿Qué tipo de inversor es usted?
Camino hacia MiFID II: ¿conseguirá su objetivo financiero?
Camino hacia MiFID II: ¿Qué tiene el cliente en cartera?
Camino hacia MiFID II: ¿Qué fondos elegir?
Camino hacia MiFID II: Más allá del rating de estrellas
Si quiere saber más sobre MiFID II visite nuestro sitio dedicado a ello