Algunos analistas argumentan que la situación de Europa tiene muchas similitudes con la de Japón. Y en cierta medida tienen razón. Los dos tienen los mismos problemas macro: envejecimiento de la población, elevado nivel de deuda, bajo crecimiento, baja inflación y, como consecuencia, niveles muy bajos de tipos de interés. Pero Japón lleva sufriendo esta situación desde hace muchísimo más tiempo.
Por ejemplo, los tipos de interés a corto plazo en el país nipón han fluctuado entre el 2% y el -0,1% a lo largo de estos últimos 20 años. En Europa también estamos en un entorno de tipos de interés muy bajos, peor sólo desde hace algunos años, aunque existe una alta probabilidad de que este escenario permanezca así durante los próximos años.
Uno podría pensar que la vida ha sido realmente difícil para un inversor japonés en renta fija. ¿Cómo puede uno conseguir una rentabilidad decente cuando los tipos de interés están en estos niveles tan bajos? Y uno, lógicamente, también piensa que el inversor europeo en bonos también sufrirá los mismos problemas en conseguir una rentabilidad decente con su cartera de renta fija.
Pero la realidad, es decir la rentabilidad efectivamente conseguida por un inversor nipón durante estas últimas dos décadas, no ha sido tan negativa como uno podría haber imaginado. En el gráfico siguiente, mostramos las rentabilidades anualizadas a 5 años obtenidas por la categoría de Renta Fija Bonos Yenes en los últimos años, pero medidas no en euros sino en yenes japoneses, para evitar de esta forma el impacto de la divisa.
Estas rentabilidades son una buena estimación de lo que hubiera podido conseguir un inversor japonés en bonos japoneses, pero también podría ser un buen indicador de la rentabilidad que podría alcanzar un inversor de la Zona Euro con una cartera tradicional de renta fija euro (siempre y cuando el movimiento de los tipos de interés en la Eurozona replique más o menos el que ha experimentado el país asiático en el pasado).
Fuente: Morningstar Direct
Podemos apreciar que sólo ha habido un periodo de 5 años (de enero de 2003 a mayo de 2008) en el que el supuesto inversor japonés en bonos nipones hubiera sufrido una pérdida (del 0,3%). Pero en todos los periodos restantes (que son muchos), la rentabilidad a 5 años hubiese sido positiva, alcanzando un máximo el pasado mes de junio con una ganancia del 3,4% anualizada.
La media de las rentabilidades a 5 años se sitúa alrededor del 1,5% anual. No es para tirar cohetes, pero es sin duda una rentabilidad que podemos calificar de aceptable teniendo en cuenta el nivel de los tipos de interés y del nivel de la inflación.
Este ejemplo, trasladado al caso europeo, muestra que hay vida para un inversor de renta fija. El futuro probablemente no sea brillante, pero tampoco es una catástrofe como algunos anticipan.