Buscar ingresos frente a Necesitar ingresos
Los inversores a menudo confunden la búsqueda de ingresos como estrategia de inversión (como podría ser, por ejemplo, una estrategia “value” en lugar de una estrategia “growth”) con una inversión realizada con el objetivo de llenar un vacío de ingresos en las finanzas del hogar. Como en toda inversión habrá que buscar el equilibrio entre el nivel de ingresos deseado y el nivel de riesgo de la inversión que uno está dispuesto a asumir para lograrlo.
Cuando se trata de invertir para obtener una renta de ingresos regulares, contar con los activos tradicionalmente generadores de rendimiento, como el pago de dividendos de acciones o fondos o cupones de bonos no es la única opción disponible. Los inversores también pueden aumentar la exposición a inversiones con crecimiento de capital y luego realizar reembolsos regulares para conseguir una renta.
La inflación y la erosión del capital
Tenga en cuenta el impacto de la inflación y la rentabilidad real sobre sus inversiones, en lugar de la rentabilidad nominal. Puede parecer demasiado fácil invertir en un activo que de una rentabilidad anual y olvidar el nivel de erosión de los ingresos que la inflación puede infligir a esa rentabilidad. Como lo saben muy bien los ahorradores, en un entorno inflacionario los tipos de interés de cuentas bancarias pueden producir rentabilidades reales negativas. Puede ser difícil elegir entre mantener el dinero en efectivo aceptando la erosión del capital o exponer el dinero a unos mayores niveles de riesgo de inversión. Por lo tanto, los inversores conservadores tienden a ser los más propensos a sufrir en un entorno inflacionario donde los tipos de interés se mantienen en niveles bajos.
El impacto fiscal
El impacto fiscal es uno de los mayores retos que afrontar los inversores que buscan rentas. Por ejemplo, desde el año 2015, ya no existe la exención de los primeros 1.500 euros cobrados en dividendos de acciones, que era uno de los incentivos para invertir directamente en acciones individuales. Pero, como compensación, hay que decir que se han reducido los tipos de gravamen del ahorro. El ahorro hasta 6.000 euros tributará al 19% en 2016 (en lugar del 20% en 2015); entre 6.000 y 50.000 euros el ahorro tributará al 21% en 2016 (en lugar de del 22% en 2015); a partir de 50.000 euros el tipo será del 23% en 2016 (frente al 24% en 2015).
Estos mismos tipos impositivos se aplican a los cupones pagados por los bonos y obligaciones.
La importancia de la diversificación
En el pasado, depósitos bancarios, letras del Tesoro o bonos del estado eran los productos preferidos para aquellos que querían conseguir una renta. Hoy en día los productos recomendados incluyen fondos de acciones y fondos de bonos corporativos o high yield. Diversificar entre esas clases de activos es fundamental para controlar el riesgo así como tener en cuenta las eventuales correlaciones entre ellas.