Los datos de crecimiento de Japón publicados la semana pasada decepcionaron en cierto modo (1.0% desestacionalizado). Pero si se analizan los datos en detalle, puede que las cosas estén mejor de lo que parece. La demanda doméstica creció un 3.2%, fue el cuarto trimestre consecutivo creciendo más de un 3%, con datos sólidos tanto en el consumo privado como en la inversión no residencial privada. Parte del incremento en la demanda doméstica puede deberse a la subida de impuestos al consumo que está prevista en los planes del gobierno, pero el resto de los componentes de la demanda doméstica: inversión residencial, gasto gubernamental e inversiones públicas, continuaron comportándose bien. Seguimos creyendo que la economía japonesa se expandirá durante el año que viene, pero los inversores tendrán que gestionar sus expectativas, ya que una mayor carga impositiva sobre el consumo podría provocar una caída del crecimiento en los próximos trimestres
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