Los fondos de bonos de alta rentabilidad (también llamados high yield) han tenido un éxito relativamente importante entre los inversores europeos. En los últimos tres años el patrimonio invertido en esta categoría (la de High Yield Euro) ha pasado de 20.000 millones de euros a cerca de 45.000 millones de euros. Parte del éxito de estos fondos se debe incontestablemente a los excelentes resultados que han generado para aquellos que apostado por ellos. Así después del fuerte castigo sufrido en el 2008, cuando muchos bonos se vieron afectados por la falta de liquidez y la fuerte subida de los diferenciales de crédito (diferencia entre la rentabilidad de los bonos gubernamentales y los bonos high yield) debido a la crisis financiera y los fondos de la categoría High Yield Euro, por ejemplo, registraron un retroceso medio del x%, vino una fuerte recuperación en el 2009 (esa misma categoría subió un x%) y 2010 (x%, una rentabilidad muy similar a la de los fondos de renta variable de la Zona Euro). La pregunta que ronda en la cabeza de muchos inversores (sobre todo aquellos que se perdieron el rallye de los bonos corporativos de estos dos últimos años) es si sigue siendo buen momento para invertir en algún fondo de esta categoría.
Primero hay que decir que gran parte de las rentabilidades obtenidas en estos últimos dos años se han debido a las ganancias de capital, es decir al efecto de la revalorización del precio de los bonos high yield más que al efecto cupón (que, desde luego, no es nada desdeñable). Si miramos exclusivamente el precio medio de los bonos incluidos en un índice como el Barclays Capital US High Yield del mercado americano, este ha pasado de más o menos 60 dólares a finales del 2008 hasta superar los 100 dólares a finales del 2010 (es decir, una ganancia de casi el 70%). Por lo tanto, hay que asumir que las grandes revalorizaciones para esta categoría de fondos han quedado atrás y que será difícil volver a ver ganancias de esta magnitud en el futuro. Los cupones de los bonos high yield también se encuentran en unos niveles ajustados. Para seguir con el ejemplo del índice Barclays Capital US High Yield, el rendimiento ronda el 7%, un nivel históricamente bajo. Para que sirva de comparación la última vez que el precio medio de los bonos de este índice supero los 100 dólares (a principio del 2005), el rendimiento estaba ligeramente por debajo del 7%... y ese año la media de los fondos de bonos high yield en Estados Unidos “apenas” ganó un 2,6%.
Ahora bien, incluso si los niveles de cupones parecen relativamente bajos hoy en día, siguen siendo atractivos respecto al interés de los bonos gubernamentales. Y esa es una diferencia importante respecto a 2005, por lo menos en lo que concierne al mercado americano. Ahora mismo la diferencia entre los bonos del Tesoro americano y los bonos de alto rendimiento alcanza los 5 puntos porcentuales, que es más o menos la media de largo plazo. Pero en el año 2005 ese diferencial bajó hasta 3 puntos porcentuales.
Hoy en día los inversores están preocupados por una eventual subida de tipos de interés. Y eso juega a favor de los bonos high yield ya que su mayor rendimiento puede en cierta medida mitigar el impacto de una subida de tipos de interés. De hecho en el último movimiento al alza de los tipos de interés a largo plazo, no sólo los bonos high yield sufrieron mucho menos que los bonos de largo plazo tradicionales sino que algunos segmentos consiguieron, incluso, presentar rentabilidades positivas. Así, desde septiembre del año pasado hasta la fecha (5 de abril) la media de los fondos de bonos de larga duración en la Zona Euro c(en rojo en el gráfico adjunto) cayó casi un 11% mientras que la media de la categoría de bonos high yield en euros (en verde) ganó cerca de un 8%.
Pero eso no significa que los bonos de alto rendimiento sean inmunes a los movimientos de los tipos de interés, especialmente si el diferencial de tipos entre los bonos high yield y los bonos gubernamentales sigue reduciéndose. En Estados Unidos, algunos gestores de high yield están disminuyendo la duración de sus carteras (invirtiendo, por ejemplo, en bonos de tipos flotantes) y reduciendo el riesgo de crédito.
En conclusión, invertir parte de su cartera en fondos high yield tiene sentido en el contexto actual, especialmente si uno quiere diversificar una cartera compuesta por renta fija de deuda pública teniendo en cuenta la posibilidad de subidas de tipos de interés en un futuro cercano. Pero el nivel de los cupones y el estrechamiento del diferencial respecto a los bonos limitan ciertamente el potencial de revalorización y las rentabilidades futuras difícilmente se acercarán a las obtenidas en estos últimos años, por lo que recomendamos cierta prudencia a la hora de incorporar este tipo de fondos en cartera.
Nota: Este artículo se ha basado en un artículo publicado por Miriam Sjoblom en www.morningstar.com con el título "The High-Yield Dilemma"