Hace unas semanas tuve la oportunidad de asistir a un seminario organizado por JP Morgan sobre estrategias centradas en el dividendo. En Morningstar hemos insistido en varias ocasiones sobre la importancia que representa el dividendo en la rentabilidad a largo plazo de la bolsa. Pero si desglosamos la rentabilidad obtenida por las bolsas en sus diversos compenentes, como el dividendo, el crecimiento del dividendo y la expansión de los múltiples (en el seminario se presentó un estudio sobre el periodo 1970 - 2010), se puede apreciar como la variable que más influye en la rentabilidad a largo plazo es el crecimiento del dividendo y no el dividendo en sí.
Gráficamente el resultado es el que figura a continuación. Si partimos de un índice como el MSCI AC World Equal Weigthed (es decir un índice mundial equipondonderado) y hubiéramos invertido en él 10.000 dólares en el año 1988, hubiéramos conseguido algo menos de 50.000 dólares a finales del año 2011. Si hubieramos seleccionado las compañías de alto dividendo, el resultado final hubiera sido de casi 96.000 dólares (línea azul en el gráfico), lo que representa prácticamente el doble del índice. Ahora bien, si hubiéramos invertido en compañías de alta rentabilidad por dividendo, pero centrándonos exclusivamente en aquellas que presentan un fuerte crecimiento del dividendo, el resultado final hubiera sido de casi 167.000 dólares (línea naranja en el gráfico), es decir más del triple del índice. Llama la atención también el hecho de que invertir en empresas de alta rentabilida por dividendo pero con bajo crecimiento del beneficio no aporta prácticamente nada respecto al índice original... prueba de que el nivel de crecimiento del dividendo es más importante que el propio dividendo.